La calidad del aire es una característica medioambiental de las ciudades, estrechamente relacionada con el bienestar de la ciudadanía, la sostenibilidad y la habitabilidad, que refleja las cantidades de partículas contaminantes (CO2, gases de efecto invernadero, etc.) presentes en el aire mediante un índice que proporcionan las autoridades de cada zona.

La calidad del aire es uno de los principales desafíos de las ciudades en lo que se refiere al medio ambiente, por lo que resulta necesario apostar por la innovación y el desarrollo sostenible por igual. Para monitorizar la calidad del aire, las urbes utilizan tecnologías como los sensores, y para mejorar este aspecto deben controlar las emisiones de CO2 y partículas de GEI, a través de medidas de movilidad sostenible, ampliación de zonas verdes y optimización de la gestión de los recursos, como la energía.