El concepto de ciudades inteligentes es la traducción y adaptación del término smart cities en inglés. Son ciudades basadas en el desarrollo urbano sostenible, que aplican la innovación y las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) a la gestión y prestación de sus diferentes servicios. Una smart city interconecta las diferentes áreas como gobernanza, economía, movilidad, medio ambiente, energía, sanidad, seguridad, entre ellas, y permite así ser más eficiente y prestar mejores y nuevos servicios. La base tecnológica de las ciudades inteligentes son las plataformas tecnológicas, conformados por software y hardware que permiten el intercambio de datos e información entre los diferentes sistemas y áreas, y proporciona así un lugar centralizado de control y gestión de la ciudad. Adicionalmente las smart cities integran cada vez más tecnologías como la sensorización, IoT, algoritmos, cloud, big data, inteligencia artificial y blockchain en su sistemas.

La ciudad inteligente da respuesta a las necesidades cambiantes de la administración pública, las empresas y la ciudadanía a través de las nuevas tecnologías. Para la población, esto significa una mejor calidad de los servicios públicos y transparencia para una ciudad con una administración más eficiente, accesible e inclusiva. La mayor inteligencia de las ciudades evidencia también un mejor desarrollo económico, social y calidad medioambiental para las urbes y sus ciudadanos. Paralelamente, hay cada vez un número mayor de organizaciones y empresas que prestan servicios de ciudades inteligentes complementarios e integrados a los de la administración pública utilizando datos abiertos y en colaboraciones público-privadas.