Patxi Sáez de Viteri, Senior Manager Innovación y Tecnología de Corporación Mondragón

Las ciudades inteligentes se encuentran en pleno proceso de evolución y desarrollo y, aunque no todas van al mismo paso, tienen objetivos y necesidades muy similares, más allá de su tamaño. La eficiencia energética, una prestación de servicios de ciudad optimizada y una mejor comunicación con la ciudadanía son las principales metas de los gestores públicos. Sobre estas cuestiones, el impacto que tendrá en las urbes la expansión de la red 5G y cómo afrontarán el reto que supone la lucha contra el cambio climático, hablamos con Patxi Sáez de Viteri, Senior Manager de Innovación y Tecnología de Corporación Mondragón.

Patxi Sáez de Viteri, Senior Manager Innovación y Tecnología de Corporación Mondragón

ESMARTCITY: Como empresa prestadora de servicios para ciudades inteligentes, ¿cuáles son las principales demandas de las ciudades en materia de aplicación tecnología?

Patxi Sáez de Viteri: Lo que estamos viendo en nuestro entorno es una demanda creciente de gestión de los servicios urbanos. La ciudad busca soluciones verticales que den un mejor servicio a la ciudadanía. En este aspecto, les interesa la eficiencia energética de los edificios públicos porque se traduce directamente en una reducción de la factura energética. Por un lado, la mejora de la eficiencia de las instalaciones puede facilitar este ahorro, pero también la actuación sobre la envolvente de los edificios, para mejorar su aislamiento térmico. Por eso consideramos que la energía más eficiente es aquella que no se malgasta, y está disponible para otros usos.

Otro área con fuerte demanda es la gestión del agua en los municipios, tanto suministro como saneamiento. La gestión inteligente mejora el manejo de las redes y optimiza el suministro. El mantenimiento predictivo reduce los cortes de suministro y la pérdida en las conducciones. En algunos municipios se están instalando ya contadores de agua inteligentes que facilitan las lecturas, y permiten identificar fugas.

La calidad del entorno es un tema que el ciudadano percibe directamente y exige mejoras visibles. Por eso, cualquier iniciativa que ayude a potenciar aspectos como por ejemplo la calidad del aire o la contaminación acústica son también de interés. La electrificación del transporte urbano impacta directamente en esta calidad ambiental. También la reducción del tráfico privado, así que la gestión inteligente del aparcamiento es una demanda continuada.

El ámbito medioambiental está también muy relacionado con la gestión de RSU (residuos sólidos urbanos), que es un servicio que mejora visiblemente con una estrategia smart. Por ejemplo, los contenedores inteligentes informan de sus niveles de carga para la optimización de las rutas de recogida. También posibilitan analizar los hábitos de los ciudadanos respecto a la generación de residuos de cara al diseño de políticas municipales.

Vemos también un creciente interés por parte de los municipios por tener un contacto más cercano con los ciudadanos. No sólo informatizando los servicios que el Ayuntamiento ofrece a través de sus webs y facilitando trámites, que está muy bien, sino también poniendo en marcha mecanismos de consulta y participación sencillos y accesibles que realmente midan el pulso al vecino, sus intereses, inquietudes y su grado de satisfacción con los servicios que tiene disponibles en su entorno.

ESMARTCITY: ¿En qué momento del desarrollo de las smart cities se encuentra el sector?

Patxi Sáez de Viteri: Nuestras ciudades y pueblos están implementando soluciones que ahora llamamos inteligentes, pero que en pocos años van a convertirse en la nueva normalidad, hasta el punto de no entender la ciudad sin ellos. Pero tampoco va a ser de la noche a la mañana, y los tiempos van a ser muy dispares, no solo por restricciones presupuestarias, que sí, pero también por la necesidad de la ciudad (y la ciudadanía en última instancia) de interiorizar los cambios. Aquellos que el ciudadano percibe como de alto valor serán muy sencillos de asumir. Los que supongan cambios más agresivos en las costumbres, como la separación selectiva de residuos, tardarán más.

Así, vemos municipios donde el cambio es muy incipiente y se trabaja en clave de desarrollo de las estrategias municipales a futuro. Aquí vemos mucho desconcierto y falta de objetivos claros. En general se conoce el tema pero consideramos que es necesario evitar que se desarrollen estrategias independientes y paralelas en cada una de las áreas municipales y se opte por una estrategia integrada, coordinada y global hacia la ciudad inteligente. Aquí recomendamos a los equipos municipales que busquen orientación específica, ya que la coordinación interna del municipio es clave de éxito.

Afortunadamente, como proveedores de soluciones a las ciudades, también vemos un salto cualitativo en municipios que ya están demandando e implementando soluciones smart. Por ahora muy verticalizadas y más de nicho, enfocadas a un ámbito en particular (tráfico, residuos, movilidad). Es importante que estas soluciones se definan teniendo en cuenta la estrategia global, para facilitar la integración con otros sistemas y servicios.

Las más avanzadas disponen ya (o están en fase de implantación) de plataformas integrales de ciudad que facilitan la visión global del funcionamiento de la ciudad y permiten la integración de los servicios. Esta integración es la que permite, al final, el manejo inteligente y la generación de cuadros de mando de gestión que ofrezcan información fiable y faciliten a los responsables tomar decisiones óptimas.

ESMARTCITY: ¿Cómo entienden la ciudad inteligente desde la Corporación Mondragón?

Patxi Sáez de Viteri: Desde nuestro punto de vista, cualquier estrategia de ciudad inteligente debe estar encaminada a mejorar la calidad de vida de las personas y mejorar su entorno. Sin duda este es un punto clave a la hora de abordar tanto el diseño de las estrategias municipales de ciudad inteligente como de diseñar los productos y servicios por parte de los proveedores. Es necesario pensar en los vecinos y en su diversidad. Y esto es necesario porque al final van a ser los últimos destinatarios de las estrategias y soluciones. Diversidad en edad, en formación tecnológica o en capacidad económica, necesidades de movilidad, colectivos con necesidades especiales o incluso preferencias de ocio y actividades lúdicas deben ser tenidas en cuenta para conseguir la aceptación de esa nueva normalidad que comentaba antes.

Por eso, los procesos participativos que se ponen en marcha en las ciudades deben ser reales, enfocados a entender cómo los vecinos crean, interaccionan y utilizan su barrio o ciudad, y a contar con ellos en el diseño y creación de las soluciones y servicios que pasarán a formar parte de su día a día. Y si es posible involucrarlos en su puesta en marcha, mejor.

ESMARTCITY: ¿Cómo cree que la expansión de las aplicaciones de IoT, sobre todo a partir de la llegada de la red 5G, van a impactar en las ciudades inteligentes?

Patxi Sáez de Viteri: La ciudad inteligente, en su máxima expresión, es un entorno en el que todo está interconectado, y todo afecta y contribuye a todo. Se podría considerar el desarrollo último del Internet de las Cosas (IoT) donde la sensórica ubicua genera cantidades masivas de datos de cada cosa, que procesados de forma adecuada proporcionan información, y de ahí, conocimiento sobre el estado de la ciudad. Esa es la teoría, pero hoy por hoy la realidad es que existen algunas barreras de concepto y también tecnológicas. En el primer caso se necesita cabeza fría para decidir qué se quiere sensorizar y para qué. Vemos imprescindible obtener un beneficio del ejercicio de medir, no solo por obtener el dato, sino para actuar en consecuencia, y de forma inteligente. Por lo tanto, sensores sí, pero con objetivos claros. Y en el segundo caso, las posibles barreras tecnológicas son del tipo de la propia alimentación de esos sensores, interferencias en la captura y trasmisión de la información, de la rápida saturación de las redes de comunicaciones existentes y de las desplegadas a futuro, etc. Y sobre todo esto, una capa de ciberseguridad suficientemente robusta como para poder confiar a estas redes la transmisión de datos críticos de funcionamiento de los servicios.  Los desarrollos tecnológicos serán capaces de solucionar muchos de estos desafíos en poco tiempo.

ESMARTCITY: Los Acuerdos de París y los objetivos en materia de reducción de emisiones de la Unión Europea nos dicen que tenemos que transitar hacia otro tipo de modelo energético. ¿Cómo se deben enfrentar las ciudades a este reto, teniendo en cuenta la importancia de la movilidad en las urbes y las necesidades energéticas de infraestructuras e industrias?

Patxi Sáez de Viteri: Antes hemos comentado que la eficiencia energética en los edificios municipales es un ámbito bastante demandado por parte de las ciudades. No es muy inteligente consumir enormes cantidades de energía en calentar (o enfriar) los espacios en los edificios para luego perder esa energía por un mal o inexistente aislamiento de las fachadas y cubiertas.  Mejorar el uso de la energía en los edificios es un paso clave para la reducción de emisiones, tanto en edificios públicos como privados y residenciales. En este aspecto echamos en falta políticas públicas y paquetes de estímulo que fomenten la rehabilitación de la ciudad construida, y que exijan clasificaciones energéticas estrictas a los edificios de nueva construcción.

Pero esto es sólo una pequeña parte de las opciones que tiene una ciudad de reducir sus emisiones y huella de carbono sin que repercuta en la calidad de sus servicios. Por ejemplo, la eficiencia energética se puede trasladar a la movilidad y transporte, con la optimización de líneas,  paradas inteligentes, conceptos BRT (Bus Rapid Transit), propulsión eléctrica o híbrida y sistemas start-stop. También el cambio hacia otros modelos de movilidad personal, como la consabida bicicleta eléctrica (en propiedad o en sharing) aunque no es siempre válido según las distancias u orografías.

La generación de energía es otro aspecto importante a tener en cuenta en la reducción de emisiones. Aquí podemos actuar en redes distribuidas de generación eléctrica y térmica (frio y calor). Una de las ventajas principales es la posibilidad de gestionar la oferta y la demanda de energía, identificando las fuentes más adecuada en cada momento, maximizando el uso de fuentes renovables (fotovoltaica, eólica e hidroeléctrica, biomasa, etc.) y que además posibilitan la reutilización de energía residual mediante redes de distrito. En este caso, el almacenamiento de energía y la gestión de la demanda son conceptos interesantes a tener en cuenta, ya que ciertas fuentes de energía no son continuas (eólica, fotovoltaica) y la demanda, aunque predecible no es estable. Para esto se pueden aplicar sistemas de almacenamiento eléctrico a nivel doméstico o en vehículos eléctricos, y térmico con diversas estrategias.

Con todo esto, una estrategia ganadora de ciudad inteligente debe garantizar el uso eficiente de los recursos disponibles y diseñar soluciones creativas para mantener la actividad económica a la vez que asegura un entorno saludable y una calidad de vida adecuada a sus ciudadanos.

 
 
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