Desarrollan un banco de pruebas para evaluar la duración de la batería de móviles que detectan caídas

móviles que detectan caídas

Investigadores de la Universidad de Málaga (UMA) han desarrollado un banco de pruebas para evaluar la duración de la batería de los teléfonos inteligentes que detectan caídas. Los resultados muestran que la mayoría de los dispositivos pueden servir como nodos centrales de estos sistemas de detección.

Los sistemas de detección de caídas cuentan con sensores inalámbricos colocados en el cuerpo del usuario.

Los sistemas de detección de caídas están conformados por sensores inalámbricos colocados en el cuerpo del usuario, generalmente personas mayores o dependientes. El teléfono móvil, que actúa de receptor de la información, determina si se ha producido una caída en función de los valores detectados.

Para medir la eficacia de sus aspectos operativos, un equipo de investigación del Departamento de Tecnología Electrónica de la Universidad de Málaga ha diseñado un banco de pruebas en el que ha comprobado distintos escenarios prácticos en cuatro modelos de teléfonos inteligentes de Android. Se ha analizado la influencia de varios parámetros que pueden afectar al consumo de energía: el período de muestreo, el número de sensores, el uso de un sistema de posicionamiento y el papel del teléfono como nodo central que recibe las señales. Tras evaluar la capacidad de los dispositivos, concluye que pueden servir como nodos centrales de estos detectores de caídas y aporta claves para mejorar su uso.

Banco de pruebas

El banco de pruebas, financiado por fondos Feder, ha analizado el funcionamiento de la batería y cómo influye en el sistema de detección de caídas, con el objetivo de conservar la carga energética para ampliar la duración durante toda la jornada.

El estudio de la UMA muestra que la mayoría de los dispositivos pueden servir como nodos centrales de estos sistemas de detección.

Estas pruebas realizadas se basan en una red en la que hasta seis detectores de baja potencia se comunican por bluetooth con un teléfono inteligente para transmitir las mediciones capturadas por tres sensores. Un acelerómetro, que mide la aceleración del cuerpo; un giroscopio, que mide la orientación en el espacio; y un magnetómetro, que sirve de brújula.

El teléfono como nodo central recibe las señales que envían los sensores inalámbricos colocados en el cuerpo del usuario y decide si ha habido una caída en base a los valores. Además, recopila datos que puede transmitir a un centro remoto, el cual daría la alarma si ha habido una caída.

Resultados del estudio

Los resultados del estudio, titulado ‘Consumption Analysis of Smartphone based Fall Detection Systems with Multiple External Wireless Sensors’, se han publicado en la revista Sensors. El documento apunta que los parámetros que más influyen en el gasto de batería derivan del funcionamiento en paralelo con otras aplicaciones que consumen mucha energía, como la descarga de archivos y la reproducción de vídeos online. Asimismo, el trabajo ha certificado que la industria no está desarrollando la capacidad de las baterías al mismo ritmo que las nuevas funciones para los teléfonos inteligentes.

Por otra parte, el uso de técnicas y operaciones matemáticas complejas utilizadas por los detectores de caídas no interfieren en la calidad de los servicios que pueden proporcionar otras apps instaladas.

El mismo estudio de la UMA se podría extrapolar a los relojes inteligentes, que podrían realizar la misma función que el teléfono móvil, un tema sobre el que se está realizando una investigación actualmente.

 
 
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