La EmTech España celebrada en Valencia por el MIT arroja ideas como ciudades más sensitivas, concentradas y con una movilidad más racional.

El Palau de les Arts Reina Sofía de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia ha acogido este martes la tercera edición de EmTech España, la conferencia de referencia en tecnologías emergentes del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), que se celebra por primera vez en Valencia. Durante el panel que ha inaugurado el encuentro “El impacto de las nuevas tecnologías en las metrópolis”, el director del grupo Changing Places del MIT Media Lab, Kent Larson, ha analizado el impacto e integración de las nuevas tecnologías en las grandes ciudades presentes y futuras.

Teniendo en cuenta que más de la mitad de la población mundial vive ya en ciudades, Larson considera que el modelo urbano actual “provoca problemas graves como el tráfico, la polución y la creación de nuevos guetos de superbloques, destinados solo a viviendas, disfuncionales y en los que se depende totalmente del coche”. La propuesta de Larson consiste en “intervenciones urbanas”, capaces de convertir a las ciudades en un conjunto de “microciudades”, es decir, “concentrar el 80 por ciento de lo que el 80 por ciento de las personas necesitan a 10 min andando”.

Es lo que Larson y su equipo intenta poner en marcha desde su laboratorio en el MIT. Como si de piezas de Lego se tratara, maquetan las ciudades en piezas de diferentes colores y las combinan entre sí para ver cuál es la mejor opción posible. El color de estas piezas permite reconstruir las interacciones en las ciudades, entre elementos urbanos y habitantes. La tecnología 3D permite a Larson proyectar grandes cantidades de datos y hacerlos visibles a quienes toman las decisiones de las morfología urbana.

Ciudades que sienten y actúan 

“Las urbes funcionan como cualquier sistema dinámico: sintiendo y actuando”, ha dicho el director del grupo Senseable City Lab del MIT, Carlo Ratti, al comenzar su intervención. Ratti lidera un equipo dedicado a investigar esta capacidad creciente de las metrópolis de captar lo que en ellas sucede. La recolección de información de la red de telefonía móvil permitió a Ratti observar el comportamiento y movimientos de las personas durante la celebración de la victoria de la Copa del Mundo que ganó Italia en 2006. Y el etiquetado de basura, dentro del proyecto TrackTrash, le permitió seguir los movimientos de varias decenas de residuos durante meses. “Nuestro objetivo es promover cambios en el comportamiento de consumo de las personas y ayudar a los ingenieros sobre cómo hacer más eficiente el sistema”.

Desde el punto de vista de la ciudad, como ente que es capaz de actuar, Ratti considera que “pueden usarse todos estos datos para diseñar mejores ciudades”, por ejemplo, mediante el proyecto HubCar, en el que la gente obtiene a través de una aplicación información sobre las trayectorias de los taxis que otras personas cogen en su área, lo que les permite “compartir y usar mejor la infraestructura que ya existe”.

Apuesta por el vehículo eléctrico

Por su parte, Juan José Martínez, director del grupo LISITT de la Universidad de Valencia, ha imaginado una ciudad futura “más limpia, menos congestionada” y en la que se haga “un uso más racional del vehículo privado”. También ha anticipado que en ella predominarán los “vehículos eléctricos, funcionales y compactos, con sistemas de asistencia integrados en el parabrisas, y que circulen por rutas óptimas predefinidas y se comuniquen con los peatones”.

Otras de las novedades avanzadas por este experto en lo que se refiere a la gestión del tráfico ha sido la desaparición de semáforos y otras señales estáticas de las calles. “Una señalización dinámica permitirá la modificación de las limitaciones de velocidad y direcciones de las calles en función de la demanda y de las condiciones reales del tráfico”, ha indicado Martínez.

De hecho, en opinión de este experto, tampoco encontraremos en las calles cámaras de tráfico, radares o estaciones que midan la contaminación porque toda esta información la captarán los propios vehículos. “Utilizarlos como elementos de medida resultará más barato que mantener el equipamiento fijo, y además, permitía tener una cobertura mayor, ya que instalar elementos de medida en cada calle es económicamente inviable”.

¿Cuáles serán las características de la metrópolis del futuro? Martínez da las siguientes claves: transporte compartido, adaptación del transporte público a la demanda y la integración de tecnologías que supervisen permanentemente tanto el estado del vehículo como las condiciones físicas del conductor.

 
 
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