El Parlamento Europeo aprueba la Directiva de Accesibilidad de productos TIC y servicios cotidianos

La Directiva de Accesibilidad quiere garantizar el acceso a productos y servicios a las personas con discapacidad o de edad avanzada, aunque para entrar en vigor debe ser aprobada por el Consejo de la UE.

Cajeros automáticos, máquinas expendedoras de billetes, ordenadores y sistemas operativos, tabletas, televisiones, teléfonos inteligentes y comercio electrónico de servicios de transporte, entre otros, tienen la obligación de ser accesibles para todas las personas, independientemente de sus capacidades o su edad, después de que el pasado miércoles el Parlamento Europeo aprobara la Directiva de Accesibilidad Europea.

La Directiva de Accesibilidad quiere garantizar el acceso a productos y servicios a las personas con discapacidad o de edad avanzada, aunque para entrar en vigor debe ser aprobada por el Consejo de la UE.

La propuesta de directiva entrará en vigor una vez que haya sido aprobado formalmente por el Consejo de Ministros y publicada en el Diario Oficial de la Unión. Los estados miembros tendrán tres años para adaptar su legislación nacional, y seis años para aplicar los cambios, aunque se contemplan periodos transitorios para casos especiales.

De esta forma, las compañías que desarrollan y fabrican este tipo de productos y servicios tienen tiempo suficiente para crear las soluciones necesarias para que nadie se quede fuera del mundo TIC. Además, las microempresas quedarán exentas de algunas obligaciones.

Estandarizar las exigencias de accesibilidad en los estados miembros

Las nuevas reglas prevén la igualdad de participación de las personas con discapacidad y las de edad avanzada en la sociedad y animan a las empresas a usar la innovación para contar con productos y servicios más accesibles. De hecho, el texto se limita a indicar los bienes y servicios que deben ser más accesibles pero sin imponer soluciones técnicas detalladas.

El Parlamento insiste en la importancia de hacer más accesibles las instalaciones en las que se ofrecen los servicios, por ejemplo, con respecto a rampas, puertas, baños públicos y escaleras. Con el fin de hacer que el entorno construido sea cada vez más accesible para las personas con discapacidad, se insta a los Estados miembros a estandarizar sus exigencias en este ámbito.

En la Unión Europea viven más de 80 millones de personas con discapacidad que cada día se enfrentan a dificultades para poder usar sus móviles, por ejemplo, y tienen problemas para acceder a determinados servicios como los cajeros automáticos.

 
 
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