Fundación Mapfre desarrolla un informe para la seguridad vial urbana

Fundación Mapfre ha elaborado un informe en el que reflexiona sobre la necesidad de que las calles y carreteras cuenten con unas infraestructuras viales más adaptadas a las necesidades de los conductores y peatones mayores de 65 años. También incluye un manual de recomendaciones de diseño vial urbano, cuyo objetivo es mejorar la seguridad y la autonomía de este colectivo, así como reducir su siniestralidad, que apenas ha disminuido en los últimos 12 años.

Según señala la Fundación, los giros a la izquierda en intersecciones sin carril de espera y el escaso tamaño e iluminación de algunas de las señales de tráfico no son buenos aliados en la conducción. Tampoco lo son los vehículos estacionados cerca de los pasos de peatones y la conducción nocturna, algunas de las situaciones que ponen en mayor riesgo la seguridad de los conductores mayores de 65 años.

Este colectivo representa el 13% del total de conductores en España y el 27% de los fallecidos en accidentes de tráfico en 2012, un dato que contrasta con la cifra del año 2001, en la que los mayores fallecidos representaban apenas el 16 por ciento del total de víctimas mortales.

Los peatones mayores también se encuentran con muchos obstáculos. Casi 4 de cada 10 apenas se desplaza a pie por la ciudad, una cifra que va en aumento, debido principalmente a la presencia de desniveles en el pavimento de las calles, aceras con una anchura insuficiente, paradas de autobuses sin marquesinas y sin bancos para esperar, y pasos de peatones mal cuidados, sin cebreado tradicional, sin refugios y sin semáforos con cuenta atrás que indiquen el tiempo que queda hasta que se ponga en rojo.

Estos son algunos de los 85 escenarios de movilidad a los que se enfrentan diariamente muchos conductores y peatones mayores que se recogen en el informe donde se analiza de forma detallada la señalización de las vías, los arcenes, la ubicación de las paradas de autobús, las zonas en obras y el diseño de las intersecciones. Asimismo, analiza los tipos de accidentes potenciales y las lesiones que pueden llegar a sufrir las personas mayores en un accidente.

El informe Mayores y seguridad vial: Manual de recomendaciones de diseño urbano. La perspectiva de las personas mayores, también refleja que médicos y psicólogos consultados, resaltan, por ejemplo, que las curvas cerradas dificultan la percepción de posibles peligros en conductores con cataratas y que la presencia de vados, mobiliario urbano y desniveles también afecta negativamente a todos los peatones, pero en mayor medida a aquellos con enfermedades como la artrosis, que es frecuente en personas con edades avanzadas.

Toda esta información, junto con las aportaciones internacionales más relevantes en diseño vial y un estudio de opinión para conocer la percepción del riesgo de conductores y peatones españoles y su nivel de conocimiento de las señales, ha permitido elaborar este manual, que pretende convertirse en una herramienta útil de aplicación inmediata para mejorar la seguridad, la autonomía y la movilidad de los peatones y los conductores mayores en el ámbito urbano.

El manual, dirigido a Ayuntamientos, técnicos en diseño vial urbano y responsables de centros de salud, hospitales y residencias, entre otros, propone, por ejemplo, mejorar la señalización de los pasos de peatones, espacios que el 13% de los mayores considera inseguros, al estar señalizados en muchas ocasiones con dos marcas viales horizontales discontinuas en lugar de las franjas paralelas horizontales tradicionales en forma de cebreado. También plantea rebajar los bordillos, incrementar las zonas en las que el límite máximo de velocidad es de 30 kilómetros por hora, las calles peatonales y situar las paradas de los autobuses con marquesinas con bancos y en rectas, que según los mayores encuestados son las más seguras.

Para mejorar la conducción de los mayores, el manual también hace hincapié en la necesidad de incorporar carriles de espera en las intersecciones para los vehículos que giren a la izquierda, así como sistemas para ampliar las aceras en los cruces e instalar refugios y barandillas en las travesías, una medida que valora el 75 por ciento de los mayores.

También sugiere fomentar medidas para reducir la velocidad de los vehículos en determinadas zonas, promover la señalización vertical situada a la derecha de la calzada mejor que a la izquierda y aumentar el tamaño de letra de las señales de tráfico para evitar accidentes.

Cada año mueren en las carreteras y calles españolas alrededor de 500 personas mayores de 64 años, un segmento de la población en el que el número de fallecidos por cada 100 víctimas de accidente es casi cuatro veces superior al del resto de la población.

 
 
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