Greenpeace propone un modelo de transporte inteligente para superar la dependencia del petróleo.

Greenpeace plantea un modelo de transporte capaz de reducir en un 80% su consumo de energía para 2050, respecto a un escenario de continuidad, gracias a la integración de inteligencia, eficiencia y renovables al 100%. El modelo forma parte del estudio Energía 3.0 de la organización ecologista.

En una economía inteligente como la que propone Greenpeace, los modelos de negocio asocian los beneficios económicos a la eficiencia y el ahorro energético y no al despilfarro. Por eso, en el transporte, el foco económico pasa de la venta de coches a, fundamentalmente, la de venta de servicios de movilidad.

Por otro lado, la aplicación de las tecnologías inteligentes a este sector permitirá poner en marcha unos sistemas de movilidad 'a la carta' capaces de maximizar la ocupación de cada vehículo o favorecer su propiedad compartida. De este modo, cada coche ve modificado su uso hasta llegar a transformarse en un modo de transporte colectivo al uso de minibuses de ocupación óptima.

La electrificación del transporte minimiza el uso de combustibles, y gracias al despliegue de eficiencia no provoca en el modelo Energía 3.0 un aumento significativo de la demanda de electricidad total, que se cubre en su totalidad con fuentes renovables.

Gracias a esto, hasta el sector de mayor despilfarro energético, el transporte por carretera, conseguiría una reducción de su consumo de un 87% para 2050, respecto a la tendencial, y un 67% respecto a 2007. De lo contrario, para mitad de siglo, este consumo seguiría aumentando, en especial para el transporte de mercancías.

"Hemos demostrado que se pueden satisfacer los servicios de movilidad con una gran reducción del consumo de energía, gracias a la la eficiencia de los vehículos y al alto grado de ocupación que se consigue con un sistema de transporte inteligente", ha declarado José Luis García Ortega, responsable de la campaña Energía y Cambio climático y coordinador del proyecto Energía 3.0 de Greenpeace.

Características del sistema de transporte inteligente según el modelo Energía 3.0 de Greenpeace:

  1. Menos necesidades de movilidad. Las necesidades de movilidad se reducen gracias al teletrabajo y a una planificación urbana eficiente y diversificada que permite y facilita la accesibilidad y los desplazamientos a pie y en bicicleta.
  2. Movilidad compartida. El transporte colectivo es mayoritario y dispone de vehículos eléctricos de distintos tamaños. El usuario contrata servicios de movilidad compartida, de forma más eficiente en tiempo, energía y coste que el uso particular de estos vehículos. De este modo, y gracias a las tecnologías inteligentes, se expanden los servicios de movilidad a la carta y se maximiza la ocupación de los vehículos.
  3. Intermodalidad. Los vehículos colectivos eléctricos de los servicios de movilidad compartida facilitan un mejor aprovechamiento de la infraestructura de transporte. Acercan en origen y destino a otros transportes colectivos de mayor capacidad como cercanías, trenes, autobuses o metro.
  4. Vehículos eléctricos. El transporte por carretera está totalmente electrificado. Se puede recargar en puntos situados en los garajes de los edificios, en aparcamientos o en la calle, así como en electrolineras en las que proceder a un cambio completo de batería.
  5. Mercancías. Las mercancías se transportan hasta los centros modales en vehículos eléctricos medianos donde se cambian a los trenes y, en menor medida, a grandes camiones eléctricos o alimentados con biocombustibles sostenibles o con hidrógeno. Ya en las poblaciones se distribuye en furgonetas eléctricas.
  6. Transporte marítimo. Los barcos se mueven con biocombustibles sostenibles o hidrógeno de origen 100% renovable, con motores mucho más eficientes y algún apoyo como las velas de altura de guiado automático para reducir consumo.
  7. Transporte aéreo. El uso del avión se reduce a trayectos de larga distancia y funciona con bioqueroseno sostenible o con hidrógeno de origen 100% renovable.
  8. 8.- Ferrocarril. Las líneas de ferrocarril compiten en tiempo y servicio con la aviación.
  9. 9.- Gestión de la demanda. Los vehículos eléctricos intercambian energía con la red y la acumulan en sus propias baterías. Esto los convertiría en uno de los elementos principales de gestión de la demanda de electricidad, articulando la participación directa de los usuarios en la operación del sistema energético.

Todas estas medidas se deberían impulsar a través de una Ley de Movilidad Sostenible. Pero Greenpeace lamenta que una vez más el Gobierno acabará otra legislatura sin la aprobación de dicha ley, que hubiera tenido que tramitar al Congreso de Diputados como muy tarde el pasado 5 de septiembre, según lo prescrito en la Ley 2/2011, de 4 de marzo, de Economía Sostenible.

"Claramente es una oportunidad perdida. La materialización del modelo de transporte Energía 3.0 requiere que el despliegue de inteligencia no se limite al sistema energético sino que contagie a los sistemas político, económico, social y administrativo", ha declarado Sara Pizzinato, responsable de la campaña de Transporte y Cambio climático de Greenpeace.

El modelo de transporte inteligente propuesto por Greenpeace se basa en los análisis presentados en el informe Energía 3.0, que aborda cómo satisfacer exclusivamente con renovables no solo el consumo de electricidad, sino todas las necesidades de energía en todos los sectores (transporte, edificación, industria, etc.) en la España peninsular, y cómo hacerlo de forma más fácil, rápida, sostenible y asequible gracias a la eficiencia energética y la inteligencia. El estudio demuestra que además de ser técnicamente viable, es muy favorable comparado con el supuesto de seguir como hasta ahora, desde todos los puntos de vista: económico, ambiental y de ocupación del territorio.

Además, Greenpeace ha demostrado que cuanto más rápida sea la transición, mayores serán los beneficios económicos y ambientales. De hecho, la transición hacia el escenario eficiente de Greenpeace para 2050 se puede realizar de muchas formas pero en el caso en el que el cambio sea más rápido, la demanda energética media anual en el sector del transporte puede ser un 87% inferior al caso en el que esta transición se reserve para el último momento.

 
 
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