Irena edita un análisis sobre la recarga eléctrica inteligente y sus ventajas con ejemplos reales

El análisis de Irena pronostica que en 2050 habrá más de 1.000 millones de vehículos eléctricos en circulación y, por tanto, 14 TWh (terawatios hora) de capacidad en las baterías de estos coches que podrían estar disponibles para dar servicio a la red.

La Agencia Internacional de la Energía Renovable (Irena, por sus siglas en inglés) ha editado el informe «Innovation Outlook: smart charging for electric vehicles«, un documento guía sobre cómo explotar el potencial de la relación entre energía renovable y vehículos eléctricos que puede resultar especialmente útil a los responsables de formular políticas públicas vinculadas a la transición energética, que pueden encontrar en la recarga eléctrica inteligente un aliado clave.

El análisis de Irena pronostica que en 2050 habrá más de 1.000 millones de vehículos eléctricos en circulación y, por tanto, 14 TWh (terawatios hora) de capacidad en las baterías de estos coches que podrían estar disponibles para dar servicio a la red.

«La carga inteligente es una de las innovaciones que Irena sigue de cerca y presenta múltiples beneficios», explica Dolf Gielen, director del Centro de Innovación y Tecnología de Irena, ya que este tipo de carga «desbloquea el círculo virtuoso en el que la energía renovable hace que el transporte sea más limpio y los vehículos eléctricos respaldan una mayor proporción de renovables».

El caso de Hamburgo

La recarga inteligente adapta el ciclo de carga de los vehículos eléctricos a las condiciones del sistema eléctrico y a las necesidades de los conductores, ya que permite al coche almacenar electricidad y volcarla a la red cuando es necesario, mientras la red le proporciona energía al coche adaptándose a momentos en los que hay menos demanda en la red.

El informe incluye ejemplos reales, como el caso del operador de energía Stromnetz Hamburg, en Hamburgo, que está probando un sistema de carga inteligente que utiliza tecnologías digitales que controla la carga de vehículos en función de los sistemas de red y de los clientes. Se espera que, cuando se implemente por completo, el sistema reducirá hasta en un 90% la necesidad de inversiones en la red de la ciudad para dar respuesta a las necesidades de carga de vehículos eléctricos.

1.000 millones de vehículos eléctricos en 2050

El análisis indica que para 2050 podría haber más de 1.000 millones de vehículos eléctricos en circulación, una proyección que sugiere que habrá en torno a 14 TWh de energía en baterías de coches eléctricos que podrían estar disponibles para proporcionar servicios a la red.

El informe habla de diferentes sistemas de carga inteligente, desde los enfoques más básicos a los más avanzados, desde incentivar económicamente a los conductores de vehículo eléctrico para que recarguen en periodos valle, una de las medidas más básicas, hasta utilizar tecnologías digitales como ‘mecanismos de control directo’, que «pueden servir al sistema eléctrico proporcionando un equilibrio de energía casi en tiempo real y servicios complementarios», explica Francisco Boshell, analista de Irena en materia de despliegue de estrategias de vehículo eléctrico. El informe también habla del llamado Vehicle-to-Grid (V2G), que permite a los vehículos eléctricos no solo retirar la electricidad de la red, sino también inyectar electricidad de nuevo a la red.

Desafíos técnicos

El informe también hace referencia a las dificultades y desafíos técnicos que supone el despliegue de la movilidad eléctrica y de la generación y almacenamiento distribuido. Irena sugiere que la carga no controlada y simultánea podría aumentar significativamente la congestión de los sistemas de energía y todo ello supondría la necesidad de costes de inversión adicionales en infraestructura eléctrica.

También apunta que la irrupción de la movilidad como servicio y los coches autónomos podría interrumpir la potencial disponibilidad de estabilizadores de la red conectados, es decir, de los vehículos eléctricos, ya que las baterías estarían conectadas y disponibles en la red menos tiempo. Por otra parte, si bien la carga rápida y ultrarrápida es fundamental para el sector de la movilidad, puede aumentar el estrés de demanda máxima en las redes, frente a los coches de carga lenta, más adecuados para la carga inteligente.

En este sentido Irena apunta que es posible que se necesiten soluciones como el intercambio de baterías, estaciones de carga con almacenamiento en búfer y carga nocturna de flotas de vehículo eléctrico, en combinación con una carga rápida y ultrarrápida, para evitar grandes inversiones en infraestructura.

 
 
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