La videovigilancia es una tecnología de vigilancia que combina las ventajas analógicas de los tradicionales circuitos cerrados de televisión (CCTV) con los beneficios digitales de las redes de comunicación IP (Internet Protocol), con el objetivo de permitir la supervisión local y/o remota de imágenes y audio, así como su tratamiento digital.

Normalmente, se hace uso de la videovigilancia en lugares públicos a través de cámaras de vídeo instaladas en zonas clave con el fin de asegurar la convivencia ciudadana, la utilización adecuada de las calles y espacios públicos, la prevención de delitos y las infracciones relacionadas con la seguridad urbana. Entre sus aplicaciones, se encuentra el reconocimiento facial o de matrículas, el conteo de personas y el control de aforos.