El éxito de las ciudades de tamaño medio en el camino hacia un nuevo modelo energético

El éxito de las ciudades de tamaño medio en el camino hacia un nuevo modelo energético

No hay una única manera de llevar a cabo la transición energética en las ciudades del mundo. Tampoco las urbes más grandes son las más eficaces en este camino hacia un nuevo modelo energético. Las de medio tamaño, ganan la partida en muchos aspectos. Palo Alto y Santa Mónica en Estados Unidos, Bristol y Groninger (Países Bajos) en Europa, Curitiba en Brasil o Abu Dhabi en Emiratos Árabes Unidos destacan por sus buenas prácticas.

Estudio DNV GL ‘Marco de transición energética para las ciudades. Las ciudades medianas lideran el camino’.

Todas ellas forman parte del estudio ‘Energy transition framework for cities: mid-size cities leading the way’ (‘Marco de transición energética para las ciudades. Las ciudades medianas lideran el camino’) elaborado por la entidad de acreditación DNV GL que muestra diez casos de éxito en todo el mundo basados en buenas prácticas llevadas a cabo en estas ciudades.

DNV GL ha elaborado este estudio estableciendo un marco de actuación en el que se evalúan siete dimensiones en las que una ciudad debe actuar y utilizar sus recursos para acelerar el cambio del modelo energético. Cada una de ellas, mide diferentes variables que permitan obtener un resultado objetivo.

Diez ciudades de tamaño medio pioneras en el establecimiento de sus propios caminos hacia el cambio de modelo energético.

Según el informe, aunque se tiende a prestar mayor atención a las megaciudades del mundo, aquellas de menor tamaño están demostrando “ser centros ágiles para la innovación energética”, un sector que se está transformando con gran rapidez por influencia de las nuevas tecnologías y que está llevando a estas ciudades a adoptar estrategias descentralizadas para alcanzar sus objetivos de reducción de emisiones.

Buenas prácticas para alcanzar la transición energética

¿A qué ámbitos de actuación debe responder una ciudad que puede catalogarse como pionera en el proceso de transición energética? El informe determina siete: gobernanza sostenible, liderazgo como ejemplo para otras ciudades y empresas, uso sostenible de la energía, suministro de energía limpia, innovación como ciudad inteligente, nuevos modelos de financiación y desarrollo de comunidades resilientes.

El estudio establece siete dimensiones de actuación en el proceso de transición energética de las ciudades.

Las diez ciudades estudiadas muestran una gran fortaleza en cuanto a gobernanza sostenible, que hace hincapié en la planificación mediante unos objetivos establecidos con respecto a la reducción de emisiones, un seguimiento de estas emisiones y un plan de sostenibilidad y acción frente al cambio climático, entre otros aspectos que mide el informe.

En este sentido destacan los objetivos de reducción de emisiones que se han propuesto estas ciudades, como Adelaide (Australia) cuya meta es ser una ciudad libre de emisiones CO2 en 2025 o la estadounidenses Palo Alto, que quiere reducirlas un 80% para 2030.

Palo Alto, California, es una de las ciudades que ha establecido sus objetivos de reducción de emisiones de carbono y su propia hoja de ruta para alcanzarlos.

El informe destaca las medidas de adoptadas por esta ciudad, que comenzó a construir sus objetivos de reducción de emisiones en 2005 con acciones como la provisión de electricidad 100% limpias de carbono y la adopción de certificados de energías renovables. Todas sus actuaciones, incluido un Plan de Protección Climática le permitió alcanzar las primeras metas de reducción de gases de efecto invernadero (GEI) en 2012, ocho años antes de la fecha inicial prevista.

Predicar con el ejemplo

Autoridades locales que llevan a cabo acciones claras y decididas en el cambio de modelo energético y que sirven de ejemplo para ciudadanos y empresas demostrando la viabilidad de esta transición es otra de las características que han mostrado las ciudades reconocidas en este informe.

Vista aérea de la ciudad brasileña de Curitiba. Foto: Francisco Anzola

Destaca el ejemplo de Curitiba, en Brasil, que a través de acciones pioneras en el reciclado, el transporte público y la iluminación, ha conseguido importantes cambios en el uso de la energía en toda la ciudad. Curitiba fue la primera en desarrollar el concepto de autobús de tránsito rápido (BRT), que trata de combinar la velocidad del metro con la ausencia de obras de infraestructuras que requiere un autobús, y que hoy utiliza el 85% de su población y ha sido adoptado por más de 300 ciudades del mundo. Ahora están llevando a cabo la electrificación de la flota de autobuses que requerirá un 75% menos de energía que sus homólogos diésel.

El sistema de autobús de tránsito rápido (BRT) de Curitiba ha sido replicado en más de 300 ciudades. Foto: Ayuntamiento de Curitiba

La ciudad está sustituyendo todas sus luminarias por LEDs y ha conseguido reciclar el 70% de toda la basura que genera, además de poner en macha un programa que permite a los ciudadanos intercambiar basura reciclable por verduras y aceite, un sistema que hizo frente al crecimiento de los vertederos y a la inseguridad alimentaria en esta ciudad brasileña.

Energía limpia

Las ciudades deben aprovechar sus poderes y capacidad de gobernanza en sus municipios para llevar adelante iniciativas propias que les ayuden a reducir la dependencia de programas de eficiencia energética estatales o iniciativas que partan solamente de los proveedores de energía.

En este sentido, el informe destaca la capacidad de influencia de las ciudades en el uso de la energía en sus comunidades a través de programas de divulgación, ordenanzas concretas, reglamentos de construcción y de uso de las parcelas, así como mediante incentivos y programas de financiación. Son algunas de las medidas que están tomando las ciudades medianas pioneras, pero casi todas dependen de actores externos, como las eléctricas y las legislaciones nacionales.

Vista aérea de Adelaide, Australia. Foto: Douglas Barber

El informe muestra el ejemplo de la ciudad australiana de Adelaide, Australia, que desarrolló todo un plan de incentivos a la sostenibilidad por el que los residentes y propietarios de edificios reciben un reembolso cada vez que llevan a cabo medidas de eficiencia energética tanto dentro de casa, como la compra de electrodomésticos inteligentes o sistemas eficientes de calefacción y agua caliente, como en el edificio, con paneles solares, puntos de recarga eléctrica o tanques de agua de lluvia.

Financiación de proyectos de energía limpia

Pese a ser ciudades pioneras, en general, muestran una posición mucho más débil en cuanto al desarrollo de comunidades resilientes y la innovación en instrumentos de financiación y nuevos negocios para financiar proyectos de energía. Estas ciudades de tamaño medio tienen más problemas que las grandes para financiar sus proyectos o estos, no se comunican adecuadamente para atraer inversores.

Las ciudades estudiadas reducen sus buenos resultados en el ámbito de la innovación en herramientas de financiación y nuevos negocios.

El informe señala cómo los programas capaces de generar mayores beneficios ecológicos requieren que financiación pública y capital privado, trabajen de manera conjunta. Destaca buenas prácticas de las ciudades para movilizar capital como los mecanismos de financiación verde: contratos de compra de energía, contratos por rendimiento energético o concesiones y préstamos.

Abu Dhabi (Emiratos Árabes) es una de las diez ciudades analizadas en el estudio.

Un ejemplo de nuevos modelos de negocio se ilustra con la iniciativa ‘Tarsheed’, lanzada el año pasado en Abu Dhabi, que se ha propuesto reducir el consumo de electricidad y de agua un 20% por cada habitante para 2030. Esta iniciativa trabaja de forma conjunta con los organismos de gestión de agua y electricidad de la ciudad y las compañías de distribución. Entre otros programas, se ha creado un programa para acreditar empresas de servicios energéticos (ESCO, por sus siglas en inglés).

La financiación de las medidas de eficiencia y reducción de consumo en las viviendas, por ejemplo, recae sobre las ESCO, que recuperan su inversión a través del ahorro de energía y de los costes de utilidad, a la vez que se incentiva a estas empresas para garantizar el éxito y el rendimiento financiero del proyecto.

Resiliencia

Por último, fortalecer la resiliencia es una de las preocupaciones actuales de las ciudades. A la coordinación y preparación de respuestas satisfactorias ante desastres naturales o situaciones de emergencia, hay que sumar los riesgos climáticos y cómo proteger los sistemas energéticos que tienden a un modelo descentralizado y distribuido.

Santa Mónica y Cambridge, ambas ciudades estadounidenses, registran los mejores resultados en la medición de sus medidas de resiliencia.

Según indica el informe, hasta ahora se ha prestado una mayor atención a la protección de las comunidades ante inundaciones o subidas del nivel del mar, sin embargo, se advierte de que es necesario dedicar esfuerzos a “comprender y gestionar nuestros sistemas energéticos” a una escala más reducida, es decir, en comunidades de bajos ingresos, pequeñas empresas, vecindarios y edificios, para garantizar que, tras el fenómeno adverso, sigan disponiendo de esos recursos básicos.

En este sentido, el informe sitúa como buenas prácticas la evaluación de la vulnerabilidad de los sistemas de energía y de las infraestructuras críticas, la creación de un plan de adaptación o resiliencia para la comunidad y la designación de un organismo para gestionar las medidas de resiliencia.

Logros y retos de las ciudades medianas en transición energética

En definitiva, estas dimensiones se resumen en una principal: las ciudades que registran mayores logros en el tránsito hacia un nuevo modelo energético destacan por el uso que las autoridades locales hacen del papel esencial que ejercen las ciudades en la sociedad y de su importancia en los mercados energéticos para hacer que la energía que llegue a sus comunidades sea más asequible, resilientes y seguros en términos medioambientales.

Las ciudades cada vez tienen un mayor liderazgo en el proceso de transición energética tal y como demuestran las diez ciudades de tamaño medio analizadas.

Todas ellas ejercen una posición de liderazgo estableciendo políticas locales con objetivos de descarbonización que impulsan muchas de sus otras acciones vinculadas al proceso de transición energética. Ya sea a través del trabajo conjunto en el establecimiento de estándares y políticas energéticas, como ocurre en las ciudades de la Unión Europea, o marcando caminos propios y de carácter más individualizado, como en Estados Unidos, todas ejercen ese liderazgo que destaca el informe de DNV GL en sus conclusiones.

Ciudades resilientes con un nuevo modelo energético se abren camino, aunque tienen que superar obstáculos clave como la financiación de proyectos de sostenibilidad energética.

Sin embargo, estas ciudades de tamaño medio que lideran este cambio se enfrentan a un obstáculo importante que aún no han superado, según señala el informe. Necesitan encontrar herramientas de financiación que les permitan llevar a cabo sus iniciativas en materia de energía.

En este sentido, se hace fundamental establecer colaboraciones público-privadas para garantizar una infraestructura energética y unas instalaciones críticas resilientes y una estrecha colaboración entre la industria y los gobiernos de las ciudades para acelerar la transición energética y cumplir con los objetivos globales de reducción de emisiones. El Acuerdo de París sigue ahí, con objetivos muy ambiciosos que hay que cumplir.

 
 
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