El vehículo de pila de combustible más avanzado, el Honda FCX Clarity, circula por primera vez en España.

El Ayuntamiento de Madrid ha acogido el 13 de junio la presentación del Honda FCX Clarity, el primer vehículo eléctrico de pila de combustible de hidrógeno homologado para su comercialización y un claro ejemplo de la viabilidad de esta modalidad de movilidad eléctrica, una de las aplicaciones con más futuro que se derivan del desarrollo del hidrógeno como vector energético.

En la presentación, en la que han intervenido el Alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón; el Director General de Industria, Jesús Candil; el Presidente de la Asociación Española del Hidrógeno (AeH2), Javier Brey, y el Presidente y el Director General Comercial de Honda Automóviles España, Marc Serruya y Roger Solergibert, se ha hecho balance de la situación del hidrógeno como vector energético en España, y se ha puesto en valor su gran potencial económico, social y medioambiental. El Honda FCX Clarity ha puesto de manifiesto hasta dónde se puede llegar en el ámbito de la movilidad sin emisiones, especialmente en un país como España con un alto nivel de generación eléctrica basada en energías renovables.

El desarrollo del hidrógeno como vector energético podría aportar múltiples soluciones para alcanzar dos de los objetivos en los que se centra actualmente este debate en España y en Europa: disminuir la dependencia del petróleo y reducir las emisiones de CO2 y otras partículas contaminantes.

El Honda FCX Clarity: la movilidad del futuro, hoy

El Honda FCX Clarity es un vehículo eléctrico. La diferencia con los vehículos eléctricos de baterías es que el automóvil genera su propia electricidad a partir de del hidrógeno almacenado en un depósito mediante una pila de combustible. El hidrógeno, al reaccionar con el oxígeno del aire, genera la electricidad necesaria para mover el vehículo, emitiendo al exterior únicamente vapor de agua.

El Honda FCX Clarity es el automóvil más avanzado del mundo que emplea esta tecnología y el primero que se fabrica en serie y se comercializa, bajo régimen de leasing, en EEUU y Japón. Las principales ventajas que tiene el vehículo eléctrico de pila de combustible respecto a los vehículos eléctricos de baterías son:

Alcanzar esta autonomía con baterías supondría, hoy en día, un importante incremento de peso y de espacio.

En lo que respecta a la viabilidad técnica de movilidad eléctrica a partir del hidrógeno ya ha quedado demostrada con el Honda FCX Clarity y su comercialización en puntos del mundo en los que hay una infraestructura suficiente de repostaje. La necesidad de reducción de emisiones (CO2 y partículas) en el sector transporte es un hecho y los vehículos con tecnología eléctrica (de baterías, de pila de combustible, e híbridos) son claves para alcanzar una reducción de las emisiones en un 80% en 2050, según el objetivo marcado por la UE y el G-8.

Esto no se puede alcanzar con una sola tecnología de movilidad eléctrica, los BEV’s (vehículos eléctricos de baterías) son de menor tamaño y indicados para recorridos cortos; los FCEV’s (vehículos de pila de combustible) son de tamaño medio y grande y adecuados para desplazamientos medios y largos y para el transporte de mercancías; los PHEV (vehículos eléctricos híbridos enchufables) son prácticos en recorridos cortos o usando biocombustibles.

El segmento de vehículos medios/grandes representa el 50% del total y el 75% de las emisiones, lo que indica la relevancia del desarrollo de los vehículos de pila de combustible, como el Honda FCX Clarity, para conseguir los objetivos propuestos. Según un estudio de McKinsey & Company, los vehículos eléctricos, BEV’s o FCEV’s, serán una alternativa económicamente viable frente a los motores de combustión interna a partir de 2025, y a partir de 2020 si se aplican incentivos fiscales.

El gran reto de la movilidad a partir del hidrógeno es el desarrollo de la infraestructura de hidrógeno, cuyo coste de implantación es similar al del coste de la red de recarga eléctrica (sin incluir modificaciones en red de distribución). Este coste supondría alrededor de un 5% del coste total del vehículo; es decir, 1.000 – 2.000 € por vehículo.

 
 
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