Un informe de la Agencia Internacional de la Energía (IEA) analiza las transformaciones que está viviendo la industria global del automóvil y sus posibles implicaciones para fabricantes y economías nacionales. Según el estudio, el crecimiento reciente de las ventas de automóviles, que se acercaron a los 80 millones en 2024, ha sido impulsado casi exclusivamente por vehículos eléctricos e híbridos, que representaron aproximadamente el 45% del total. En paralelo, las ventas de coches con motor de combustión interna han caído un 30% desde su máximo en 2017. Además, nuevos actores del mercado están capturando una porción creciente de la demanda de coches eléctricos.

El informe destaca un cambio geográfico importante: China y otras economías emergentes representan ahora más de la mitad de las ventas mundiales de automóviles, frente al 20% en 2000. China ha duplicado su capacidad de producción desde 2010 y actualmente concentra el 40% de la producción global, mientras que Europa y Norteamérica cuentan cada una con un 15%. En 2024, China superó a la Unión Europea como principal exportador mundial de automóviles, y alrededor del 70% de los coches eléctricos vendidos globalmente se producen allí.
Desafíos y oportunidades para fabricantes y economías
El informe de la IEA subraya que fabricar coches en China resulta más económico que en economías avanzadas, sobre todo en el caso de los eléctricos, debido a operaciones de gran escala, integración vertical y menores costos en baterías y componentes del sistema de propulsión. Sin embargo, esta ventaja puede reducirse con el tiempo mediante inversiones y mejoras en eficiencia y automatización de la producción fuera de China. Las diferencias en precios de baterías representan alrededor del 40% de la brecha de costes, mientras que los costos energéticos y laborales influyen en menor medida.
Los cambios tecnológicos y geográficos plantean retos y oportunidades a fabricantes y países, que deben adaptarse a múltiples tendencias simultáneas. Aunque las ventas de motores de combustión caen en China y economías avanzadas, podrían aumentar en otras regiones, lo que obliga a los fabricantes a diversificar sus estrategias. El informe destaca la importancia de la inversión en eficiencia de producción, digitalización y adopción de nuevas tecnologías para mantener la competitividad en un sector en rápida transformación.
Finalmente, la transición hacia los vehículos eléctricos y la concentración de la producción en determinadas regiones tendrá repercusiones directas en la demanda de energía, la industria de baterías y las economías locales, lo que convierte a la evolución del sector automovilístico en un factor clave para la planificación económica y energética global.