Barcelona es la única ciudad española incluida en el informe The Smart City Playbook (‘El libro de la Ciudad Inteligente’) publicado por Nokia y que recoge las mejores prácticas en materia de smart city llevadas a cabo en 22 ciudades de todo el mundo, líderes en estrategia inteligente.

El documento trata de ser una guía a seguir por otras administraciones locales que quieran hacer más inteligentes, seguras y sostenibles sus ciudades. Abarca una amplia diversidad de estrategias de ciudad inteligente, aunque señala tres vías principales a través de las cuales conseguir el objetivo ‘smart’.

Por un lado, la que denomina ‘ruta central’ en la que la ciudad despliega una solución tecnológica principalmente enfocada hacia la resolución de un problema concreto como puede ser la gestión del tráfico y, posteriormente, con esta estrategia se van añadiendo otros aplicaciones.

Una segunda vía sería el desarrollo de una plataforma de gestión para soportar una serie de aplicaciones y servicios de ciudad inteligente. En tercer lugar, el informe habla del modelo ‘ciudades beta’, en el que la propia urbe se convierte en laboratorio de pruebas de diversas aplicaciones, con el fin de comprobar su funcionamiento y adecuación a las necesidades de la ciudad, para posteriormente decidir si se adoptan de manera definitiva o no.
Estrategias comunes de las 22 ciudades con estrategia Smart City
El estudio señala las diferencias en cuanto a estrategia de ciudad inteligente de cada una de las urbes estudiadas, pero también encuentra prácticas comunes a todas las smart cities y que podrían ser beneficiosas para el resto de ciudades:

- Los gobiernos locales han establecido reglas abiertas y transparentes para el uso de datos abiertos por parte de usuarios y entidades privadas.
- Se han comprometido a hacer accesible a todos los usuarios las Tecnologías de la Información y de las Comunicaciones (TIC) y la infraestructura de Internet de las Cosas (IoT) y han evitado la creación de espacios cerrados o compartimentados entre los departamentos de gobierno.
- Estas ciudades y sus socios en los proyectos, han trabajado activamente y de forma eficaz involucrando a los ciudadanos en las iniciativas de ciudad inteligente. Destacan los casos en los que los beneficios para los residentes son muy visibles, como la iluminación inteligente y los sistemas de aparcamiento inteligente.
- La infraestructura ‘smart’ desarrollada es escalable para que pueda ir creciendo y evolucionar con el fin de satisfacer las necesidades futuras, a la vez que sea capaz de garantizar la seguridad de los datos gubernamentales y privados.
Barcelona, entre las ciudades del mundo con mejores prácticas ‘smart’
El documento explica el rol esencial que las TIC y la tecnología de IoT tienen en la evolución de las ciudades inteligentes y muestra cómo muchas ciudades ya están aprovechando estas tecnologías para potenciar la participación de sus habitantes, optimizar el uso de los recursos urbanos, tomar decisiones mejor informadas e, incluso, impulsar el desarrollo económico.

Y sitúa a Barcelona en este grupo de ciudades. Señala cómo fue una de las primeras ciudades en iniciar su Estrategia de Ciudad Inteligente en 2011 y la considera una ‘early adopter’ en cuanto a la inclusión de la participación en sus procedimientos para permitir a los residentes opinar y votar sobre proyectos de rehabilitación urbana.

El informe clasifica la actividad en el desarrollo smart city de las ciudades estudiadas en función de las aplicaciones de IoT puestas en marcha en base a tres pilares o áreas: Sostenibilidad, Seguridad e Inteligencia. Y puntúa el nivel de implementación en cada una de ellas del 0 al 5, situando a Barcelona con una puntuación de 5 en cuanto a proyectos ‘smart’ para ganar sostenibilidad, 4 en aplicaciones IoT vinculadas a la seguridad y 4 en las relativas a la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos. Es la segunda ciudad que más puntos cubre de las 22 recogidas en el informe, solamente por detrás de Nueva York.

En cuanto a las lecciones que la experiencia de Barcelona ofrece al resto de ciudades con una estrategia ‘smart’, señala el lideradgo de sus autoridades locales, fuerte y con suficiente visión sobre el rumbo que debían tomar las medidas de smart city; la colaboración público-privada, que reduce la inversión que tienen que realizar las administraciones públicas y, por último, la plataforma Open Data de la ciudad, que ha impulsado el desarrollo de numerosas aplicaciones de smart city.